No se puede ser libre si no se tiene para comer.
El viernes pasado, muy apreciado Lector, participé en un foro acerca de los apoyos económicos que reciben o podrían recibir los ciudadanos de un país o de una región. El asunto no es nuevo y cada año resurge con motivo de la revisión y fijación de los salarios mínimos, sin embargo, en esta ocasión adquirió mayor fuerza debido a la crisis económica y a la pérdida de empleos potenciado por la pandemia, siendo quizás, la mayor novedad, que el desempleo afectó también a los países desarrollados. Ver para creer.
El tema del foro mencionado fue "Renta Garantizada, Renta Básica e Ingreso Mínimo Vital. Del Concepto a la Aplicación". El evento fue coordinado y promovido por el cardiólogo Dr. Manuel Galiñanes, miembro de la Asociación "Unidad de Ayuda Ciudadana", con sede en la ciudad de Barcelona. Fueron ponentes los distinguidos intelectuales y líderes sociales de la comunidad catalana, Diosdado Toledano (Renta Garantizada), Daniel Raventós (Renta Básica), Ramón Franquesa (Ingreso Mínimo Vital) y Toni Maestre (Cartera de Servicios Mínima para toda la Ciudadanía al 2030). El suscrito, quien participó con la ponencia "Aplicabilidad en los Países Latinoamericanos", agradece a todos ellos, a nombre de los sin nombre, su valiosa aportación y decidida lucha en favor de una sociedad más igualitaria, más justa y más libre. Tan lejos y tan cerca.
A continuación, comparto con Ud., amable Lector, algunas de las ideas que expuse en el foro sobre la desigualdad salarial y la renta o ingreso básico. Dicho propósito quedaría enmarcado en el contexto de una economía de bienestar y de la generación de una plataforma de consumo básico y permanente que atenúe las crisis económicas e impulse el estímulo empresarial para producir, innovar y crear empleos. Casi nada.
Ahora mismo, el mundo enfrenta una pandemia que pone en jaque la salud y la economía. La producción mundial ha disminuido y con ello la pérdida de millones de puestos de trabajo, la disminución en la recaudación fiscal y en la reacción insuficiente de los gobiernos para resolver ambos problemas. La pandemia ha evidenciado, que no provocado, la creciente desigualdad del ingreso, la precariedad laboral (incluso en los países desarrollados) y la acumulación desenfrenada de capitales improductivos. En una próxima entrega, abundaremos sobre esto último. Tanto estirar la cuerda ...
Las cifras de la pérdida de empleos mencionada cambian rápidamente. Recabé un dato que menciona que el número de pobres ha aumentado en 29 millones solo en América Latina por causa de la pandemia. Obviamente, la Demanda Efectiva o, dicho de otra manera, el consumo real por persona disminuye y la desigualdad en la sociedad aumenta. El Coeficiente de Gini (que fluctúa entre cero y uno, donde el cero indica equidad perfecta y el uno desigualdad total), ayudará a mostrar la magnitud de las diferencias. Cuanto menor es el indicador, mayor es la igualdad existente.
Veamos algunos ejemplos: Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega registran un Coeficiente de Gini de 0.25. En el otro extremo están, México con 0.48 (5⁰ lugar mundial), superado por Nigeria, Suazilandia, Namibia y Sudáfrica, que sobrepasan el 0.50. La desigualdad campea por el mundo, no distingue ideología ni desarrollo. China está con el 0.46.m, América Latina igual, con 0.46 en promedio, destacando Brasil con 0.51 y Uruguay con 0.39, como el peor y el mejor, respectivamente. (Cecilia Barría, BBC News/Mundo/25Nov2019).
¿Y Venezuela, apá?
De eso, luego hablamos.
A cambio oportuno comentar algo de los Estados Unidos, del anhelado sueño americano el cual, simplemente, está a punto de convertirse en pesadilla, aunque sea difícil de creer. El Coeficiente de Gini para ese gran país, muestra un asombroso 0.48, la pobreza extrema se extiende por todo el territorio, la escasez de vivienda tiene a la gente viviendo en sus autos o en campamentos, el gobierno retira ayudas a los pobres y el proceso de acumulacion de la riqueza en pocas manos se acentúa: en 1980 el 1% de la población detentaba el 10% de la riqueza nacional; en 2017, ese 1% ya a amasaba el 20%. Durante igual periodo, en Europa, la concentración pasó del 10 al 12%. Hoy, en la Unión Americana, hay más de 40 millones de desamparados, habiendo 8 millones mas de pobres blancos que de negros. ¡Cómo cambian los tiempos! Estos datos son motivo de alarma, especialmente para México, pues es bien sabido que cuando a los estadounidenses les da gripe, a los mexicanos les da pulmonía y, por lo visto ahora, todo el mundo se contagiará también.
América Latina, tal vez impulsada y coordinada por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), debe y puede hacer efectiva la aplicación de una Renta Básica Garantizada, tesis que comenté en un artículo publicado la semana anterior. El problema central para aplicarla es determinar la fuente de financiamiento, la cual no tiene que ser homogénea en sus conceptos ni la misma en su aplicación, pero si única en los propósitos y el método. Por lo pronto y por la urgencia propiciada por la pandemia, se puede iniciar con un bono de apoyo temporal y, simultáneamente, implementar un cerco a la evasión fiscal que algunos investigadores, como Pablo Yanes de la CEPAL, estiman en un 6% del PIB de toda latinoamérica y el caribe, y eso, es mucho dinero. Del mismo modo, se puede avanzar en estudiar y legislar sobre la posibilidad de obtener importantes recursos para transferir directamente al ciudadano, gravando las herencias, el capital improductivo y, sobre todo, las ganancias especulativas del capital financiero.
RENDIJAS
Los empresarios no huyen de los países donde pagan más impuestos y los funcionarios públicos no hacen mal uso del erario nacional. Al contrario, viven felices en Noruega, Dinamarca, Suecia, … ¿o no?
“Ganar el pan con el sudor de tu frente", sentencia bíblica cuando había mucho trabajo. Supongo.
¡Divide y vencerás! Frase de Napoleón si también hubiera sido empresario.
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