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Foto del escritorDr. Carlos Rosetti - G. Ceriani

EUROPA: Pandemia y crisis

LA PANDEMIA Y EL FRACASO DE LA UNION EUROPEA CAPITALISTA

La reciente reunión de la Comisión Europea, que ha trazado el plan financiero con el cual los distintos países, enfrentarán la crisis generada por la pandemia del Covid-19 ha desnudado toda la fragilidad de la estructura política continental. Los actuales dirigentes no han tenido ni el interés, ni la audacia para proponer nuevos recorridos. Continúan a llenarse la boca de Europa, Europa, pero no responden mínimamente a las necesidades de la población que sale de este duro periodo con un alto precio pagado. Son decenas de miles el número de muertos, millones los puestos de trabajos perdidos y con pueblos enteros del Mediterráneo, de África y Asia, que han quedado sin nada y golpean desesperados a las puertas de la “opulenta” Europa.


La pandemia ha sido un duro golpe para los pueblos europeos, sobre todo para los más pobres. Las muertes, enfermos, las grandes dificultades que se han presentado si en alguna medida pudieron ser contenidas ha sido por la gran reacción de los trabajadores de la salud y la atención y solidaridad que el mundo del trabajo, las masas han desplegado generosamente. Desde las huelgas para imponer clausuras de empresas que, aun no siendo esenciales pretendían de continuar a trabajar como si nada hubiera ocurrido y arriesgando la salud de trabajadores o la reconversión inmediata de muchas que pasaron a fabricar en modo seguro mascarillas y respiradores. Otro capítulo importante han sido las campañas que se realizaron en los barrios populares de las grandes ciudades, donde decenas de miles de personas han distribuido alimentos, medicinas a los más pobres, a los que se han quedado sin trabajo. Ha sido un despliegue solidario que va a tener continuidad en las luchas para salir del estado actual.


El personal sanitario ha pagado duramente las consecuencias de más de treinta años de destrucción del sistema público de sanidad en los principales países, en beneficio de las grandes aseguradoras, multinacionales farmacéuticas y clínicas privadas. Son miles de millones de euros que han sido sustraídos a hospitales públicos, a las campañas de prevención, a la medicina de proximidad, a la atención a los ancianos, para dárselos a la industria privada. La salud pública se interesa para que la población sea sana, la medicina privada necesita y vive de la enfermedad; en medio de la pandemia muertos por otras causas eran declarados “causa: covid” porque de ese modo podían facturar a mayor precio al mismo tiempo que otros pacientes eran abandonados a su suerte y tenían que superar la enfermedad en casa, porque no tenían la estructura para curarlos. Un verdadero desastre.


El capitalismo desnuda toda su incapacidad para unificar esta región, por el contrario apenas contiene sus diferencias. Los une solo la necesidad de superar la catástrofe económica y social, al mismo tiempo que tratan de sostener a los países más pobres de la Unión para que no queden sujetos a la presión de la luchas. Aun representando una gran fuerza económica, no han sido capaces de transformar la BCE en una Banca Central verdadera, que como la Federal Reserve o la Banca de Inglaterra intervenga inyectando dinero para reactivar la economía, que construya un sólido sistema de bienestar europeo con un sistema sanitario público y universal que garantice una vida digna a la población.


Es una etapa crítica de las clases dirigentes, de tensiones y rupturas. El dinero que han puesto en las manos de cada país es visiblemente insuficiente, las previsiones eran de una caída del PIB mayor del 10-12% que ya ha sido superado en el primer semestre del año con España a -18% o Italia a – 15%. El monto acordado está al 3-5% del PIB de algunos países. La mayor parte de esa “ayuda” irá a parar en manos de las empresas, aunque en apariencia sean “financiamientos de estado” como en Bélgica es el salvataje de Bruselas Air Line, por 350.000 millones de euros, que en realidad es una filial de la Lufthansa que despide centenares de trabajadores. Eso es el respeto de “clausulas sociales”.


Sin las llamadas “clausulas democráticas”, recibirán ayuda también Hungría y Polonia que no respetan el estado de derecho pero que son los más receptivos a las directivas de Estados Unidos y la OTAN. Los países del pacto de Visegrad suspenden Shenghen, cierran sus fronteras, persiguen y reprimen la protesta social y política, impiden la libertad de acción de los partidos comunistas y socialistas, encarcelan dirigentes sindicales y políticos. Aparte que el estado de derecho no está respetado tampoco por los demás países, Macron ha producido más víctimas en su represión al movimiento de los “chalecos amarillos” primero y al movimiento sindical y popular contra la reforma de las jubilaciones después, que lo que se culpa a Lukhachenko en Bielorusia. Todos los países reprimen la protesta social, impiden la entrada de los inmigrantes.


Los países del Este de Europa, la primera línea de la OTAN en el enfrentamiento con la Rusia, representan en realidad el fracaso de la política capitalista. Se trataba de ex estados obreros, fuertemente condicionados por el estalinismo, pero que el capitalismo ha sido incapaz de darles el desarrollo económico y la dignidad anunciada después de la caída del muro. Su función que está subordinada a las grandes empresas de los países europeos, sobre todo Alemania, y a los objetivos militares de Estados Unidos. Representan viejas capas burocráticas estalinistas que contribuyeron al desmantelamiento de la economía estatal de sus países y que hoy viven de la explotación de su condición de dependencia a las multinacionales y la OTAN. Lo más evidente es la ex RDA. Al fusionarse con Alemania, esta absorbió las mejores empresas, mientras el resto de la sociedad no ha sido integrada plenamente y vive condiciones precarias. Hungría, Polonia y los demás son sedes de localización de empresas europeas que pueden hacer uso de mano de obra a bajo precio fuera del mínimo control sindical y que pagan impuestos irrisorios. Las direcciones políticas han regalado sus territorios para transformarlos en escenarios de guerra contra la Rusia, como también lo han hecho Italia, Grecia, España. El capitalismo europeo no ha crecido después de 1989, ha continuado concentrándose y de esa manera todo el territorio del Este no ha sido incorporado en un proceso de desarrollo, de crecimiento de las fuerzas productivas y del mercado, de la cultura y de la ciencia. La caída de los estados obreros ha representado, en realidad, un retroceso para los pueblos de esos países y del resto de Europa. El capitalismo exacerba su concurrencia interior, Alemania con Francia, con Gran Bretaña y los Estados Unidos.


Los Fondos de Reconstrucción salen del Balance General de la Unión Europea, que no solo ha visto aumentar la cuota pagada por cada país sino que la parte de la transferencia a “fondo perdido” en realidad es inferior al aporte que cada país hará a partir de 2021. El resto del financiamiento es con préstamos, con tasas reducidas pero son siempre créditos que aumentarán las deudas de los países. En realidad, al igual que durante la crisis del 2008, 2009, se trata de un rescate encubierto de los grandes bancos privados. La BCE da el dinero a los bancos a un interés del 0%, y estos lo giran a los distintos estados al 2-5%, depende de la credibilidad de los países; Italia, Grecia y España están sometidos al pago de intereses más altos y están obligados a destinarlos a la compra de bienes y servicios, a pagar deudas; mientras que la mayoría de la ayuda irá destinada a investigación y desarrollo pero en manos de las grandes multinacionales y empresas. Para sostener la reconstrucción Alemania y Francia invierten el 14% del PBI, mientras que España e Italia solo entre el 3 y el 5%, eso determinará ritmos diferentes de crecimiento que delinea una Europa dominada por la gran burguesía y las finanzas alemana y francesa.


Finlandia, Bélgica, Holanda y Austria van a dirigir el Plan de Restructuración Europeo, manteniendo sus paraísos fiscales y entregando aún más la sanidad pública a las aseguradoras privadas y a los fondos de inversión. Eso forma parte de una exigencia de “reformas” a los que reciban la ayuda, que les exigirá profundizar las reformas laborales y los recortes jubilatorios. Todas estas medidas que se van a aplicar, y que serán controladas por la UE, impedirán el desarrollo de las economías, aumentaran las desigualdades, privatizarán completamente los servicios públicos y aumentará la pobreza de los sectores populares. Si no se cumplen los planes propuestos, cualquier miembro de la Unión Europea podrá bloquear las ayudas.


LOS PAISES HAN LLEGADO A UN ACUERDO TRANSITORIO

Serán esas las “condiciones”: reducción total de derechos laborales, recortes de los gastos del Estado, eliminar aún más las reglas que “impedirían” obrar libremente a la propiedad privada. Pretenden amordazar al movimiento obrero al mismo tiempo que se da plena libertad a las multinacionales y a las empresas, a las que tienen que brindar toda la ayuda posible, aun llegando a estatizar a las empresas en crisis. Con esta negociación han caído todos los tabúes sostenidos durante la pasada austeridad, no había dinero para ninguna inversión y ahora hay, no se podía superar una deuda de más del 30 % del PIB ahora en cambio se supera todo límite, no estaba permitido la “ayuda del Estado”, ahora los países pueden estatizar.


Algunos casos de intervención estatal son permitidos ya que se trata, por un lado, de eliminar algunas deudas acumuladas por las empresas por stocks que no se han vendido, además por la necesidad de hacer frente a inversiones que no serán todas rentables, como el de extender la red de comunicación digital en Italia o España en territorios donde no hay grandes ciudades. Son inversiones que hace el estado adquiriendo parte importante de grandes sociedades, como las que administran los principales servicios, pero que la conducción y las ganancias son privadas, que especulan con las acciones que se cotizan en la bolsa. Este pasaje crítico de la burguesía europea, en un continente que de todas maneras ha vivido toda una fase histórica bajo la influencia y predominio de la Unión Soviética y demás estados obreros, la debilita frente a la protesta social que aumentará en los próximos meses. Las masas tienen la ocasión de pedir cuenta de esas inversiones ya que después pagará toda la sociedad. Por eso generalizar formas de cogestión, como los metalúrgicos alemanes, o de control obrero. Utilizar el estado y la participación obrera para orientar la reconversión industrial. El movimiento obrero debe imponer sus condiciones, controlar su uso, lo que se produce que tiene que contener un profundo carácter social. Garantizar una buena ocupación respetando todos los derechos adquiridos.


El monto que han decidido de repartirse es poco, no llega al 30-40% de lo que en realidad necesitarán. Tendrán que aumentarlos y, de esa manera, se entraría en el temido “mecanismo de la estabilidad” con condiciones más apremiantes aún. De todas maneras, los sectores dominantes nacionales han sido obligados a pensar en modo común. En realidad todos salvaron un mercado que, en otro modo, hubiera profundizado la crisis capitalista. Los países bajos han mantenido sus paraísos fiscales, así como España, Italia, Portugal y Grecia dicen haber conseguido dinero barato. Todos dicen de sacar ventajas de los demás, algunos diciendo que fue “una victoria de la Europa unida” y otros diciendo que “han gastado poco”.


Es una intervención de emergencia que no cambia la naturaleza del capitalismo europeo, de sus sectores predominantes como el financiero, la gran industria electrónica y militar, las automotrices, la aeronáutica, industria farmacéutica y química, de energía y servicios. En medio de un proceso de concentración, de concurrencia exacerbada que impondrá cambios en la relación de fuerzas internas. Con esta solución ganan tiempo, a la vez que tratan de contener los efectos de la crisis sobre los sectores más débiles.


También pueden ganar tiempo las masas y que aprovechar de las luchas intestinas de la clase dirigente, de la concurrencia con China, Rusia, los países del Brics y los yanquis En Europa no solo está la historia pasada de la URSS y de los grandes partidos comunistas y sindicatos, está también la izquierda que influye sobre los gobiernos de España y Portugal, la experiencia pasada de Syrisa o Corbyn, las grandes luchas en Francia que impidieron la reforma de las jubilaciones obligando a modificar la ley de seguridad nacional y el ascenso vertiginoso de los 5 Estrellas en Italia, que traicionaron en el gobierno las aspiraciones de los que les votaron.


LAS MASAS DEBEN DEFENDER LOS DERECHOS Y CONQUISTAS

Hay que defender los derechos y conquistas, ningún desalojo a quien no puede pagar el alquiler y ningún despedido por crisis de las empresas. Salario universal garantizado por el Estado que asegure una vida digna a todos los trabajadores, nadie debe quedar sin una renta. Al sistema capitalista le interesa reducir el número de trabajadores, ya desde la situación previa a la pandemia, eso se va a profundizar ahora. Entre las reformas propuestas están las “transformaciones digitales”, la “banda ancha”, “5G”, la “inteligencia digital” todas ellas precursoras de menos mano de obra que participe en la organización de la producción. Eso comportaría una clase media o pequeña burguesía más seleccionada que compartiría la escena de la producción con una masa de trabajadores que opera con medios tecnológicos en grandes centros y otra menos formada en el gran comercio, la logística y los servicios. El capitalismo no puede, ni le interesa, garantizar la plena ocupación. El movimiento obrero y sindical deben reclamar la intervención del estado para garantizar la ocupación, llamando a invertir en viviendas, la seguridad de la vida en territorios sometidos a terremotos, inundaciones y acontecimientos varios, cuidado de los ambientes naturales e históricos, invertir en cultura, formación, educación.


Un plan común inmediato debe también remediar, de algún modo, al inmenso golpe que han sufrido los ancianos durante esta pandemia, cesar ya en todo el territorio europeo las reformas tendientes a aumentar la edad jubilatoria. Jubilación universal a 60 años de los trabajadores que realizan trabajos peligrosos, más allá de esa edad podrían trabajar solo por elección voluntaria y con probadas condiciones de buena salud. Las pensiones deben mantener el 80% del salario en activo y que se ajuste en base a los aumentos del costo de la vida.


Sostener y promover los comités de familiares, con la participación de trabajadores sanitarios y sindicatos, para lanzar causas legales que investiguen y castiguen a los responsables de la matanza, sobre todo de ancianos. Que se desarrolle un cuestionamiento social a los intereses privados dentro de las estructuras sanitarias y las residencias de ancianos, a las empresas que han tomado precauciones y continuado a producir en condiciones de riesgo.


El Estado debe hacerse cargo de las empresas en crisis y facilitar la participación de los trabajadores en la producción y en el control de las mismas. Reducción generalizada del horario semanal con distribución del trabajo existente. Incorporar inmigrantes a la vez que se proyectan planes de producción con los países de África y Asia que superen las relaciones de dependencia que impiden su desarrollo e imponen el éxodo de población hacia Europa. La Unión europea no será nunca una entidad democrática mientras perduren las relaciones coloniales y de dominio militar, hay que poner fin a las misiones de la OTAN en África, Asia y América Latina.


Una Fiscalidad única que evalúe las grandes riquezas, sus patrimonios y depósitos financieros. Expropiación sin pago de los paraísos fiscales y financieros. Los límites de la actual Europa “unida” saltan a la vista con el reciente pronunciamiento de la Corte Suprema que ha dado lugar al recurso de Apple; la multinacional con sede europea en Holanda, como tantas otras que de ese modo aprovechan del paraíso fiscal de los países bajos, a la que la Comisión Europea había exigido pagar mayores impuestos. Es la política de las multinacionales sean europeas, inglesas o americanas que crean centros de “coordinación” como en Bélgica u otro país donde pagan menos impuestos o salarios más bajos. Esa decisión de la corte, que quita recursos a la tesorería común fue celebrada en cambio por Holanda.


UNA EUROPA QUE COMBATA EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y PROMUEVA EL DESARME

Las burguesías presionan para aumentar la flexibilidad y abrir los mercados porque ellos basan sus ganancias en la concurrencia y su predominio. Deben llegar antes que los concurrentes. Los trabajadores no pueden ni depender del mercado ni esperar que su patrón conquiste una posición dominante, deben superar todos juntos las dificultades derivadas de la pandemia que se entrelazan con la crisis capitalista anterior y con el proceso de la incorporación de la inteligencia artificial en la producción. Hay que garantizar trabajo y salario digno para todos, hay que proyectar y controlar las empresas rescatadas por los estados, eliminando despilfarros y clientelismo. Reconversión de las grandes empresas en base a la protección del ambiente. Utilización de las energías renovables y eliminación del mercado del Bióxido de Carbono, reduciendo drásticamente de su producción. Una reducción importante se conseguiría replanificando ciudades y regiones, con la participación de la gente.


En la Europa que queremos está sin duda la transformación pacífica y pacifista de todos sus países, la renuncia a los viejos roles coloniales e imperialistas. Reconversión ya de la industria militar y desarticulación inmediata de la OTAN. Alrededor del 20% del total obtenido en el reciente plan europeo, que es insuficiente, será destinado a satisfacer las condiciones impuestas por los Estados Unidos a los participantes de la organización criminal militar. No se pueden sostener esos gastos, no se puede comercializar armas con países agresores, como Arabia Saudita que utiliza armas europeas para masacrar pueblos como el yemení, o Egipto y su dictadura dominante. Los yanquis han impuesto las maniobras Defender 2020 aún en medio de una situación desastrosa como consecuencia del covid-19. Hay que imponer la inmediata reducción de los presupuestos militares y firmar el tratado de No proliferación de armas nucleares, terminar con la criminalización de la Rusia, de China, de Cuba, Venezuela e Irán.


Los partidos comunistas, socialistas, laboristas, los movimientos que han surgido de sus continuas crisis como Podemos, Syrisa, una parte del movimiento 5 Estrellas, France Insumisa y otros deben obrar junto a los sindicatos y los movimientos sociales para disputar a las burguesías la distribución de recursos, para imponer el plan industrial y social que saque Europa de esta crisis, agravada por el Covid-19, sin consecuencias para las masas. De esa manera avanzar hacia una Europa popular y socialista, es la única posibilidad para poder utilizar los recursos económicos y sociales, los recursos científicos y culturales, que tiene este continente.

C.Rosetti – G. Ceriani

07/Diciembre/2020

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